Las luchas del movimiento feminista y de mujeres por condiciones de real autonomía ha posibilitado, dentro de márgenes aún muy intervenidos por los poderes fácticos – medios de comunicación, iglesias y el estado – esta conversación social.
Mucho más allá de la restrictiva discusión que la institucionalidad han instalado -en torno a un proyecto de ley que despenaliza la interrupción del embarazo en tres casos específicos- existe una amplia gama de actorxs sociales que con menos visibilidad y tribuna, señalamos con énfasis y convicción que el aborto libre, seguro y gratuito es un derecho de las mujeres. Una decisión basada en la autonomía que ellas tienen sobre sus cuerpos.
Esta es y ha sido una lucha histórica del movimiento feminista y de mujeres. Asimismo, la búsqueda de un avance real en la plena emancipación de las mujeres requiere que los hombres seamos conscientes de nuestra condición de sujetos privilegiados y caminemos, desde la deconstrucción permanente de la masculinidad hegemónica, heteropatriarcal y machista, hacia una comunidad basada en la equidad efectiva entre lxs sujetxs.
Frente a la decisión de abortar, los hombres tenemos la oportunidad de comprender varias cosas:
- El aborto debe ser libre, por cuanto más allá de cualquier consideración y circunstancia, son las mujeres quienes deciden si gestar o no hacerlo, sin que por esto el estado las penalice y/o encarcele.
- El aborto debe ser seguro, garantizándose condiciones dignas para realizar un procedimiento que afecta la salud física y psicológica de las mujeres, sin miedo a ser denunciadas.
- El aborto debe ser gratuito porque hoy miles de mujeres empobrecidas sufren abortos clandestinos, e incluso la muerte, mientras aquellas que pueden pagarlo, acceden a este procedimiento sin mayores complicaciones.
- El derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo debe prevalecer sobre el derecho de los hombres a la paternidad: no es lo mismo vivir el embarazo en el propio cuerpo, que no vivirlo.
- El rol de los hombres, desde cualquier ámbito relacional, debe ser de apoyo y respeto a la autonomía de las mujeres en la decisión sobre sus cuerpos y voluntad de gestar o no, cuándo y con quién hacerlo.
- El silencio y la neutralidad nos hacen cómplices de la violencia estatal que viven las mujeres en torno a la penalización del aborto (hijos/as no deseados, abortos clandestinos e inseguros, estigmatización social, encarcelamiento, muerte).
- Los hombres debemos asumir nuestra responsabilidad en la sexualidad y la prevención de embarazos no deseados, con prácticas sexuales consentidas y métodos anticonceptivos (preservativo, vasectomía).
- Reivindicamos acciones de política pública: educación sexual, acceso universal a jardines infantiles, anticonceptivos gratuitos, fomento de conciliación laboral-familiar para mujeres y hombres, permisos de maternidad y paternidad iguales e intransferibles, y por supuesto: aborto libre, seguro y gratuito.
A diferencia del estado y las instituciones que han constreñido la soberanía de las mujeres sobre sí mismas, desde el movimiento social, feminista y de mujeres debemos ir más allá. Podemos plantearnos desde lógicas diferentes, desafiando lo establecido, en un marco de acciones políticas situadas y comprometidas con el aborto como decisión soberana de las sujetas sociales que, por las razones que sea, no desean gestar.
Como kolectivo de hombres que desde hace diez años trabajamos en la militancia social con el fin de erradicar el modelo hegemónico heteropatriarcal, denunciamos y combatimos toda forma de violencia y discriminación de género, material o simbólica, en el espacio privado o público, y somos claros en reiterar nuestro apoyo a la demanda de que en Chile exista reconocimiento pleno de derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, entre ellos el aborto libre, seguro y gratuito.
Porque las mujeres abortan #YOMARCHOEL25.