Análisis de Coyuntura: Prácticas Políticas Masculinas y enclaustramiento.

Enclaustrar: “Meter, esconder en un lugar oculto” Diccionario
RAE.
Los
militantes del Kolectivo Poroto (KP) reconocemos en el actual escenario político, una gran oportunidad para mirar (nos) los modos
tradicionales de hacer política
que se han desplegado en el marco de la
reciente aprobación de la Ley Antidiscriminación (a raíz del asesinato
homofóbico de Daniel Zamudio); y desde ese lugar construir alternativas desde nuestros modos de hacer política,
reflexión que como KP hemos venido desarrollando en perspectiva de reconocer
aprendizajes y tensiones.
Los actores en cuestión: Jiménez, Simonetti y El Estado.

Rolando Jiménez, el eterno dirigente del MOVILH, representa una forma de hacer política que podríamos
caracterizar como clásica, hegemónica, neoliberal y reformista; la cual ha
construido al alero del Estado y sus instituciones, confiando en los cambios
socioculturales desde el peso de la Ley. Este
modo de hacer política es vertical; sin la participación de los sujetos, ni de
las comunidades; mediático y con el afán de institucionalizar las luchas
sociales
. En este caso, una institucionalización hegemónica de las luchas
de la diversidad sexual. Por su parte, el discurso de Pablo Simonetti (Fundación
Iguales)
y su intento por construir igualdad en contextos empobrecidos,
refuerza el valor del Estado y las leyes como mecanismo de resolución de
“algunas” desigualdades sociales, ya que no reconocemos en esta postura
argumentos que cuestionen las bases del capitalismo neoliberal. Finalmente, el Estado, representado por el SERNAM y su campaña “Maricón es el que
maltrata a una mujer”, también en su versión 2.0, construye acciones en pro de
la prevención de la violencia género (familiar desde su mirada), ejerciendo violencia
simbólica.
Todos estos
ejemplos, a nuestro juicio representan modos de hacer política de los cuales
nos queremos diferenciar, apostando por acciones políticas liberadoras, que se
sitúan políticamente en contra de los valores del capitalismo neoliberal
chileno, asumiendo el desafío de pensar
nuestros proyectos sin las lógicas del Estado, construyendo autogestión para
satisfacer nuestras necesidades: personales y colectivas.
 
Como Kolectivo Poroto (militancia en
género/masculinidades y política), las preguntas sobre cómo hemos venido
desarrollando nuestro trabajo político, han encontrado algunas pistas que dicen
relación con nuestra (in) capacidad para construir un modo de hacer política
desde el género. Si a lo anterior le sumamos la naturalización que se ha
construido socialmente sobre las luchas de género, el escenario que se
configura no es del todo alentador.
Durante
mucho tiempo hicimos nuestra la consigna del feminismo “lo personal es político”, sin embargo, con el transcurso del tiempo
y los sin-sentidos de nuestro quehacer, llegamos a constatar que puede llegar a
ser muy autocomplaciente, en la medida
que la acción política se queda enclaustrada en unos pocos,
sin vínculos transformadores con otros, ni en un trabajo con comunidades
específicas.

Hacer
política desde el KP nos ha implicado reconocer que hay un punto ciego en nuestra política: no sabemos cómo salir de la
conversación interna al espacio público. Enclaustramiento.
En este mismo movimiento el desafío que visualizamos es un punto de inflexión para dejar que se nos pasen los acontecimientos,
“la coyuntura”. Dicha inflexión implica mirar prácticas políticas de otras
agrupaciones contraculturales, en las cuales vemos referencias y sentidos
compartidos (Coordinadora Universitaria de Disidencia Sexual –CUDS, el
activismo que incomoda a los conservadores dirigentes el MOVILH del “Che” de
los Gays –Víctor Hugo Robles, Feministas Autónomas, experiencias educativas
populares y libertarias, entre otras posibilidades).
Creemos
necesario mirar para el lado, dejarnos interpelar y hacer alianzas políticas
que nos posibiliten espacios de incidencia desde aquellos sentidos y
aprendizajes que hemos venido conversando con muchos varones y aliados/as sobre
los modos alternativos de ser hombre en un contexto capitalista patriarcal. Nada de recetas, modelos, ni nuevas
masculinidades, más bien un trabajo situado políticamente y con las ganas de
mirarse y aprender de su incipiente trayectoria.

Hablamos
desde experiencias colectivas, como
varones nos planteamos en disconformidad con los modelos hegemónicos
patriarcales que se pretenden únicos en nuestra sociedad
; con las formas de
estar en el poder; con las construcciones de masculinidades y femineidades
neoliberales. Desde prácticas políticas de resistencia y contraculturales
hacemos frente al actual escenario que sitúa al mercado como un lugar
estratégico para construir comunidad.     
Probablemente
los formatos lúdicos desde perspectivas educativas libertarias y populares, nos
den chances de co-construir discursos alternativos a las masculinidades
hegemónicas patriarcales que se sitúan en nuestra sociedad. Nuestros discursos, conversaciones,
dudas, tensiones, vacíos, intuiciones y aprendizajes liberadores, necesitan romper con las prácticas políticas
vanguardistas y enclaustradas, que por mucho tiempo han estado presentes en
espacios de varones.

Cabe consignar, que el Patriarcado nos va ganando “el partido”, por
goleada, pero no está muerto el que lucha
…por eso
como KP visualizamos cinco ámbitos de acción desde los cuales romper con el
enclaustramiento político masculino: sistematización de nuestra experiencia;
acción e incidencia política, comunicación a través de nuestras redes sociales
como un espacio de conversación social; procesos permanentes de (auto)
formación y un encuentro de colectividades de varones que a nivel regional se
vienen auto-convocando para reflexionar, resistir y construir alternativas al
patriarcado neoliberal.
Otoño, 2012.
Comentarios
a nuestro correo kolectivoporoto@gmail.com

Los hombres en perspectiva de género por Oscar Guasch.

La masculinidad es como una cebolla: no
hay nada debajo y hace llorar. La masculinidad está hecha de capas y
capas (de ritos, palabras, y significados) que no esconden ningún núcleo
ni ningún corazón. La masculinidad es volátil y es sutil, incluso
cuando no lo son algunas de sus manifestaciones sociales visibles:
violencia, competitividad, e individualismo. La masculinidad forma parte
de un relato mítico mediante el cual se
ofrece a los hombres la tierra prometida (en forma de reconocimiento
social) siempre y cuando se adecuen a las normas de género que les
corresponden. Es una promesa fáustica. Mefistófeles (la sociedad) tienta
a los hombres con engaños y falsas promesas, porque nadie les informa
del precio que deben pagar por acceder y mantener el estatus de hombres
de verdad: “Sé un hombre y todo esto será tuyo”. Pero nadie especifica a
qué precio.
La masculinidad implica sufrimientos,
esfuerzos, renuncias, y negaciones. También fuerza a asumir riesgos para
probar ante el resto de varones que se merece conservar el estatus de
hombre de verdad y el reconocimiento social que comporta. Vivir como
hombres normativos facilita mantener el beneplácito del resto de
varones; pero hay que probar que se es digno del mismo. Y hay que
probarlo todo el tiempo, en todas las interacciones sociales. Hacerlo
suele ser agotador. En este sentido, las mujeres lo tienen más fácil
porque no deben probar nada (salvo decencia y decoro). Tiene razón
Simone de Beauvoire cuando escribe en El segundo sexo que las
mujeres se hacen a lo largo del proceso social que las convierte en
tales. Pero su punto de vista ha tenido un éxito social limitado. Las
sociedades occidentales, como la mayoría, siguen pensando que es el
hombre quien se hace. Para ello asocian a las mujeres con la biología
mediante la estratagema de definir como naturales funciones sociales
como la maternidad o la alimentación de la descendencia. Creer que “el
hombre se hace” implica que sus atributos pueden malograrse (ya que son
definidos como caracteres adquiridos en el proceso de socialización). Y,
al contrario: nuestra sociedad asume que a las mujeres les es casi
imposible perder lo que la naturaleza les otorga. Por eso, a las
lesbianas con hijos se las piensa antes madres que lesbianas. La
maternidad confirma a las mujeres como tales. Pero la naturaleza no
brinda parecidos instrumentos respecto a los hombres. Por eso la
masculinidad es una condición frágil que puede perderse. Se trata de un
proyecto biográfico y social que no termina jamás, y que siempre puede
cuestionarse.
La masculinidad es una forma de género. Y el género es estructura
social. Se trata de una forma universal de organizar la sociedad. El
género está en todos los lugares y en todas las épocas. El género es
estructura social y es orden simbólico, pero no existe de igual modo en
todas partes. Para entender el papel que mujeres y varones juegan en
distintas culturas es preciso hacer un análisis particular de cada
sociedad concreta y evitar generalizaciones de tipo etnocéntrico. El
género (como la edad) es una variable universal de estratificación
social que regula los roles y el acceso y la distribución de los
recursos. Pero existen algunas sociedades con más de dos géneros, y
otras en las que los atributos que conlleva (para hombres y mujeres) son
distintos de los nuestros. Por eso es un error pensar que el género
actúa de igual modo en todas partes.
El desarrollo de una mirada autónoma y crítica de los hombres sobre sí
mismos está por construir. No existe un movimiento social amplio e
interclasista (análogo al movimiento feminista) que se ocupe de ello.
Por eso, la noción de masculinidad aún está en construcción. Pese a
ello, tanto en nuestra sociedad, como en la mayoría, la masculinidad
tiene un carácter mítico. Los mitos no son evaluados ni testados, pero
constituyen un referente normativo respecto al cual se articulan los
discursos y las prácticas. Así pues, la masculinidad define un modelo
ideal que actúa como referente pero que no tiene traducción real. Y es
que los procesos de socialización siempre producen personas imperfectas
respecto al modelo prescrito (sea por exceso o sea por defecto). Esto
significa que, aunque quiera, ningún hombre cumple de forma estricta con
la masculinidad prescrita en su sociedad.
Salvo los homosexuales y gays, los varones se asocian poco por el hecho
de serlo. Existen, eso sí, una especie de asociaciones de afectados por
el sexismo social nacido de la corrección política: las asociaciones de
padres y de separados y divorciados. Sin embargo, sus discursos de
denuncia política del sexismo que padecen no son tomados en cuenta en un
contexto que, de forma simplista, tiende a definir a los varones como
verdugos ya las mujeres como víctimas. Nuestra sociedad se empeña en
hablar del patriarcado como si este fuera un producto creado por los
varones con el que las mujeres no tuvieran nada que ver (excepto como
víctimas). Hay que desarrollar nuevos puntos de vista sobre todo esto.
La transfobia, la homofobia, y las agresiones contra los hombres que no
dan la talla, también son formas de violencia de género. Hay algunos
varones y también algunas mujeres que oprimen a los demás desde
posiciones hegemónicas de género. Pero ni ser mujer es garantía de nada,
ni tampoco ser hombre debería ser considerado un agravante. Y en
cualquier caso, no debería olvidarse que es imposible liberar a las
víctimas sin liberar, al tiempo, a los verdugos.
Oscar Guasch
Departamento Sociología.
Universidad de Barcelona.
oscarguasch@ub.edu

Fuente WordPress Los Disidentes

A Propósito del Conversatorio sobre «Acoso Callejero»

En conjunto con las compañeras de la Marcha Mundial de
las mujeres participamos en un Conversatorio sobre «Acoso Callejero» (Providencia). Las masculinidades están perneadas de
la necesidad de marcar territorio, simbólico y real, en donde los cuerpos de
las mujeres son justamente este posible territorio. Las preguntas que nos
hacemos que si un piropo, una de las marcas de esta masculinidad hegemónica, es
ofensivo si es que la ofendida/o lo encuentra un acto de galantería. Aquí tenemos nuestros apuntes sobre este tema ¿Es
objetivamente, universalmente y inequívocamente una ofensa el piropo? El conversatorio sobre el acoso callejero, en
conjunto con La Marcha Mundial de las Mujeres abordó preguntas ¿Cómo opera el
micropoder y cómo nos relacionamos, los varones, con una práctica naturalizada y
milenaria?¿Qué tenemos que decir sobre este acto los varones? ¿Qué sienten las
mujeres cuando varones les dice o hace algo en la calle hacia ellas? Esas son
las algunas de las preguntas que se tocaron en el conversatorio. No basta
simplemente legalizar y castigar, sino cambiar la mentalidad y cultura de las
personas que transitan en un espacio común y compartido.
Queremos compartir unos videos
que apuntan a esta misma dirección para simplemente provocar e invitar a los
navegantes que nos leen a debatir en vuestros círculos más
cercanos y no tan cercanos para poder crear sinergia e ir transformando la
cultura machista en algo humano, empático y solidario.
Aprovechamos ademas a pasar el dato de un colega en Argentina, Raydel Romer, que editó la revista Masculinidad/es, por OMLEM en
Bs As, la cual invitamos ver Revista Masculinidad/es OMLEM
Recuerde que hay espacio para comentar y vincular material que se les ocurra en relación a esto en los comentarios mas abajo.
Abrazos y hasta pronto!
KP

Análisis de Coyuntura: “a propósito de la nueva Ley Antidiscriminación”

“…Lo que se impone por la fuerza,
es rechazado y en poco tiempo se
olvida…”
Federico Luppi, Lugares Comunes.
Durante los últimos meses y debido al
asesinato homofóbico de DANIEL ZAMUDIO,
hemos escuchado en gran parte de los medios y en el cotidiano, la discusión
sobre una Ley Antidiscriminación.
Esta discusión que no deja indiferente a nadie, repite una fórmula ya probada
en que la norma legal a través de la coerción (en tanto es el poder hegemónico
del Estado -ejercido por unos pocos-) es comprendida como única forma de
modificar las conductas de las personas ¿Pero esto realmente genera cambios
culturales en los sujetos o en el mismo Estado?
Ejemplos de discriminación tenemos varios en
nuestra sociedad: segregación
barrial
, lógica desde la cual se construye ciudad sin las y los
ciudadanos, desde la exclusión y la segregación territorial; discriminación de clase, en educación
por ejemplo, los sujetos empobrecidos estudian con otros sujetos empobrecidos,
campaña “pitéate un flaite”; étnica,
militarización del conflicto social en el sur; generacional, construcción de relaciones sociales entre
generaciones desde una matriz adultocéntrica; etc., etc., etc. ¿Para todas
estas discriminaciones necesitamos solo leyes?
Una de las tensiones que emerge al pretender
un cambio social a través de las Leyes
es que, independiente de que exista la sanción, siempre termina siendo para
unos pocos. Un ejemplo de esto: los Derechos
Humanos
forman parte de la (ilegitima) constitución chilena, siendo un
acuerdo internacional al que el Estado de Chile suscribió hace muchos años,
pero todos los días sistemáticamente se vulneran y solo se sanciona en casos
excepcionales.
Por otra parte, nuestra sociedad está “acostumbrada”
a negativizar la discusión. Un ejemplo simple es cuando se acercan los
mundiales de futbol y mientras en gran parte de América y el mundo se habla de
clasificatorias nosotros nos remitimos al término eliminatorias. Esto es (o
será) por que no perseguimos la victoria sino que buscamos “no perder”. Así
mismo al hablar de una Ley Antidiscriminación
buscamos sancionar, a través de la represión, las acciones discriminatorias
.
No se trata de no comprender la necesidad de la ley, sino de preguntarse acerca de si podemos centrar la
discusión en la norma, como si la normalización de las conductas de  los sujetos fuese la única vía posible de regulación
social.
Se asume que la ley se “entiende” sabida por
todos, pero en la realidad uno solo se entera como opera realmente cuando
infringe la ley o cuando es vulnerado en sus derechos. Siendo  una de las bases fundantes de un Estado como
el nuestro, pero ¿qué implica hacer la dicotomía entre sociedad e individuos?,
decimos esto porque al creer que la norma es la solución, opera una relación de
subordinación entre la sociedad/individuo o sea norma/individuos que no es
necesariamente efectiva y que peor aún, solo es aplicada para muchos pero para
el beneficio de unos pocos, desconociendo la relación dialéctica que existe en
la construcción sujeto-sociedad-sujeto como nos la plantea Martin Baro: los individuos construimos una sociedad y al mismo tiempo
ésta nos construye como sujetos.
El problema de la discusión centrada en la
ley es que la reflexión se reduce a la sanción
de la discriminación pero no hay un
aporte ni un interés real por iniciar una transformación más profunda. Que la
ley exista y sancione no significa que los actos ilícitos dejen de cometerse ni
que como sociedad dejemos de discriminar a los sujetos por su diversidad simbólica.
Creemos necesario legislar en un sentido
amplio y positivo, con respeto a la diversidad, cuestionando aquellas
iniciativas que centran “todos” sus esfuerzos y confianzas en el papel que
pueda desempeñar el Estado a través de sus leyes. 
Como Kolectivo
Poroto
, apostamos por una legislación
pro diversidad
que promueva cambios culturales, que se remita a lo simbólico
llámese sexo, género, generación, clase, etnia, color, etc., y que integre a la
sociedad civil a un proceso de transformación, en que nos vinculemos todas y
todos. Como desafío reconocemos necesario hacernos preguntas desde nuestros
lugares de acción, en este caso, la militancia en género/masculinidades y
política, por los aportes que podemos realizar en tanto varones participes de
este proceso.
Mayo, 2012.
Comentarios a nuestro correo kolectivoporoto@gmail.com

Invitación Conversatorio

Los aplausos que venían desde lejos

Los aplausos que venían desde lejos anunciaban su llegada. El calor de la ciudad se empecinó. Corrieron periodistas buscando la primicia, con cámaras incómodas, llenando de cables el suelo pisoteado por la masa que repletamos el lugar. Un improvisado escenario albergó palabras políticas de líderes de movimientos; algunos cantos que decían quién dijo que todo está perdido, yo vengo a ofrecer mi corazón; y a una familia que jamás imaginó ese momento, pidiendo respeto y no politizar la despedida de su Daniel Zamudio Vera.
En el Cementerio General éramos miles de personas que acompañamos el entierro de Daniel, luego de agonizar casi un mes tras la tortura que sufrió por una pandilla neonazi. Daniel era hombre, joven, pobre y homosexual. Vivía en San Bernardo, en un pasaje donde apenas pasa el carro de bomberos, donde se pierde la ciudad. En ese pasaje le velaron los y las vecinas, amononaron el lugar sacando sillas de sus casas, poniendo flores, preparando jugo para las visitas.
A medida que ingresaba el auto con el ataúd de Daniel, todo se subyugó al ensordecedor “Daniel, amigo, el pueblo está contigo”. Vieja consigna de la nunca acabada injusticia. Las banderas estaban agónicas por la falta de aire, pero coloreaban el cemento del camposanto.
En Chile hay tortura.
Mujeres son torturadas y asesinadas por razones de género. Se llamafemicidio. Al menos en un quinto de los femicidios las mujeres fueron masacradas, desfiguradas, con alevosía, con dolo, con odio. Con moral, la que encarrila, la que designa con sangre la verdad y limpieza.
El asesinato de Daniel es el de un homosexual pobre, la de un gay de pasajes. No debe pasar desapercibido: homosexual + pobre. Y los pobres tienen la justicia del pueblo: de la marcha mientras arriba quema el sol, la del Daniel amigo el pueblo está contigo, la del show televisivo en los matinales; la de decenas de años siendo marginados, expulsados, explotados. Daniel fue enterrado en un nicho al fondo del Cementerio, cuando ya no hay más donde caminar, donde se capea el sol con malla kiwi, tan alejado de los mausoleos de presidentes, de notables, de burgueses.
Marchamos heteros, lesbianas, homosexuales, dirigentes de derechos humanos, académicos/as, vecinos/as, jóvenes, adultos, locas, queer, putos, putas, heladeros, gente fashion y gente cuma, los in y los out. Fue una marcha silenciosa y acalorada, tan larga como los cientos de danieles zamudios que han existido. Los tacos de las locas se llenaron de polvo, igual que los zapatos Zara del que andaba más enflautado. Personas en bicicleta, abuelos/as del brazo, adolescentes de pelo en la cara, periodistas sin descanso.
En Chile desde todos lados “lamentaron el hecho”, como dice la prensa. En verdad, me alegré de no ver curas, ni monjas, ni gente de la política institucional. Despedí, sin conocerlo, a una persona que, sin buscarlo, remecerá necesariamente nuestros límites como sociedad. Al parecer es consenso que no hay espacio para torturar un cuerpo, sin apellidos (pienso en: gay, comunista, delincuente, pobre). Las actuales generaciones que convivimos en Chile tenemos experiencias diversas sobre la tortura y violencia sobre los cuerpos, y tras décadas de historias, ya parece no es algo normal ni aceptable. Se denuncia, se repulsa. El Estado chileno queda en vergüenza frente al mundo, pero principalmente frente a su pueblo.
Sin embargo, la lucha en Chile es ardua. Luchamos desde quienes acaparan todo, hasta quienes no tenemos más poder que un twitter y la esperanza del Kino una vez a la semana.
No me digan que el aborto o interrupción del embarazo es algo valórico; no lo es más que la reforma tributaria o de educación. Es como decir es humano: todo lo es.
No me digan que legislar sobre la discriminación es un avance: es una vergüenza. Es la premodernidad, es el medioevo con Redcompra.
No me hablen de democracia si el debate es sobre la idea de debatir el aborto o interrupción del embarazo, para que luego el Padre Presidente diga que, sin importar lo que se resuelva, vetará la discusión.
No me digan que hablar de femicidio, de aborto, de embarazos, de posnatal, es un tema de mujeres. Menos que es valórico. Decir lo último es caer en la trampa católica de la Santísima Concepción: todo lo que sea del ombligo para abajo es valórico.
Lo ocurrido con Daniel Zamudio no debiera entenderse como algo aislado, ni como un acto exclusivo contra los/as homosexuales desde un exaltado grupo radical conservador. Lo sucedido es la tortura y asesinato de un miembro de la sociedad que no cumplió mandatos de género y de clase coherentes. Esto ocurre todos los días. Lo de Daniel es el absurdo de lo cotidiano, la vulgarización de una práctica camuflada en nuestras palabras, bromas, publicidad, incluso en campañas gubernamentales que dicen que maricones son los que golpean a determinados grupos.
Cuando ya nos íbamos del Cementerio, recorriendo los pasos hacia Av. Recoleta, comiendo un helado de $200, una señora de edad algo cansada pero satisfecha, me dijo que el asesinato de Daniel es responsabilidad de todos/as. Lo primero que pensé: fuerte es la asimilación del lenguaje periodístico. Pero luego de unos minutos, comprendí lo básico que la sociología enseña en sus primeras lecciones: el sentido común, esa voz en almacenes y paseos por la calle, dice las verdades silenciosas que cimentan nuestras relaciones, resumidas en palabras que escuchamos en todos lados, en cada muro, en muchas canciones. Y la señora me recordó que la comunidad ha fallado, que la polis no existe, que no sabemos de diversidad, que nos tiene aniquilados/as el sentido de la propiedad.
No hay palabra más silenciosa que la del sentido común, y no hay otro lugar en donde escuchar más fuerte el estruendo de la vida social.
El asesinato de Daniel marcó un precedente en la lucha por los derechos básicos en democracia que afectan las relaciones interpersonales (matrimonio homosexual, interrupción del embarazo, no discriminación) y que han sido bandera de muchas batallas en Chile, de diversos grupos.
Vendrán los discursos, mejor que vengan libertades. Vendrán los gestos, mejor que vengan las acciones. Vendrán las promesas, mejor que vengan resoluciones. Vendrán más torturas y discriminaciones, y ahí mejor que sea el sentido común quien aplaste esa violencia; entonces, la ley o reforma que sea, será solo un dato de la causa. Nuestra mejor arma es que sea anormal lo sucedido con Daniel, siendo él un símbolo de discriminados/as, abusados/as y explotados/as. Nunca un mártir.
Juan Manuel Cabrera
Núcleo de Investigación en Género y Sociedad Julieta Kirkwood

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140 caracteres para construir la equidad de género, conspirar contra el Patriarcado, el Estado Neoliberal y el Mercado!!!

Saludos cómplices!!! 

Aborto: Por la libertad de decidir

Por Nelly Richard. Crítica y ensayista; integrante de los Imaginarios Culturales para la Izquierda.

La libre circulación de las palabras o bien su acceso restringido a la esfera pública demuestran el control que ejercen tanto las ideologías político-culturales como los poderes comunicativos sobre las fronteras de lo decible y lo nombrable, es decir, sobre los términos que pueden (o no) ser objeto de deliberación ciudadana. Son varios los nuevos términos que la alianza de derecha, pese a su dominante conservadora, ha tenido que dejar circular durante el 2011: por ejemplo, “ley de unión civil” y, de contrabando, “matrimonio homosexual”.A cambio de este tránsito forzado, el gobierno de S. Piñera ha reinstalado en gloria y majestad a la Familia como trasfondo iconográfico de toda una cadena de afectos (sentimientos y creencias) y efectos (iniciativas legislativas y políticas públicas). Lo maternal y lo familiar -exaltados por la moral de la pareja que caricaturiza el bono “Bodas de Oro”- han pasado a ser el refugio intemporal, mítico, que protege al ser humano de todo lo que lo amenaza en un mundo de cambios veloces exacerbados por la globalización capitalista. Ya lo sabíamos: la misma derecha que celebra el liberalismo económico como desate consumista de los bienes y productos en un mundo de tráficos sin fronteras, resguarda –en lo moral- los valores y tradiciones como algo puro y sacro que debe mantenerse alejado de la promiscuidad contaminante de lo que circula planetariamente. La maternidad como eje femenino de la reproducción y el cuidado de la familia es el bastión sagrado que debe preservarse fiel a sí mismo, intacto, para contrarrestar el debilitamiento de otros símbolos de arraigo y pertenencia (Estado, nación, clase, partido, tradición, etc.) que el capitalismo transnacional vuelve inestables y mutantes.Si bien la no-discriminación de género y el respeto a la diversidad sexual pasaron a semi-integrarse al sentido común liberalizador de una sociedad chilena que finge ponerse al día, hay una palabra que permanece interdicta: la palabra “aborto”. No habría que ser ingenuos en pedirle a este régimen que ha convertido a la familia en su paradigma valórico que ingrese esa palabra tabú a su repertorio pese a que la ley Simone Weil, en Francia, despenalizó el aborto en 1975 bajo un gobierno de derecha. Lo más preocupante es que la palabra “aborto” (a secas: no “aborto terapéutico”) genera tantas aprensiones y suspicacias por el lado de la izquierda que por el lado de la derecha.¿Qué se oculta tras la censura generalizada a la palabra “aborto? Primero, las lógicas de dominación masculina que castigan el derecho de las mujeres a decidir soberanamente sobre sus cuerpos y destinos, volviéndolas culpables de no obedecer ciegamente el mandato de la maternidad obligatoria. Al consagrar lo femenino-materno como abnegación y sacrificio, este mandato les ordena a las mujeres renunciar a su propia libertad en beneficio del otro: en el caso del embarazo, antes siquiera que el feto sea persona , individuo o sujeto.La Iglesia Católica, pese a la inmoralidad de los casos de abusos sexuales, sigue ejerciendo –como si nada- su hegemonía vaticana al normar el control de los cuerpos, en activa consonancia con el conservadurismo de derecha que estuvo respaldando en Chile el escandaloso fallo del Tribunal Constitucional que prohibió la píldora del día después en el 2008. Eso, por el lado de la derecha y la Democracia Cristiana. Por el otro lado, la izquierda tradicional (la de los partidos de la Concertación y extra concertacionistas) se preocupa de la explotación de clase y de las injusticias sociales del sistema de dominación económica, pero ha sido incapaz de prestarle atención –teórica y política- a las opresiones culturales (entre ellas, las que subordinan la diferencia de género) por no comprender todavía que lo que atañe a cuerpos, deseos y subjetividades es también materia de emancipación.Chile ha visto cómo el orden normalizador de su democracia formal (no participativa) se ha visto drásticamente cuestionado por los reiterados estallidos sociales que, desde el año pasado, se rebelan contra los abusos neoliberales pero, también, contra la falta de imaginación política de una izquierda convencional; una izquierda que no ha sabido ampliar debidamente las fronteras de lo democrático para que predomine “lo político” (los antagonismos de poder y representación en torno a las prácticas de constitución de lo social; las luchas por la igualdad que presuponen a la diversidad en contra de las identificaciones uniformes; las redefiniciones de lo público y lo privado en el cruce entre micropoderes y resistencias cotidianas, etc.) por sobre “la política” en su versión instrumental.Reconquistar esta dimensión intensiva de “lo político” supone una izquierda plural y fluida en sus contornos, abierta a la incorporación de todas aquellas demandas que promueven cambios en las posiciones de sujetos que los aparatos de captura de la identidad (por ejemplo: masculino-femenino) quieren mantener lineales y fijas. Rebatir la violencia simbólica de la ideología sexual dominante no es algo que les concierne solamente a las mujeres en tanto comunidad de género. Combatir las asimetrías y desigualdades de género es parte de las luchas de transformación social que amplían las bases del igualitarismo democrático.En las últimas conmemoraciones del Día Internacional de la Mujer en Chile, agrupaciones feministas desfilan reclamando por la despenalización del aborto (“Por la libertad de decidir”) y sumando dicho reclamo político-sexual a otras manifestaciones de legítimo rechazo a los abusos privatizadores de un modelo neoliberal que atenta contra la equidad y la justicia sociales. Del mismo modo que las agrupaciones feministas protestan a favor de un reparto no-excluyente de la democracia, el feminismo espera de la(s) izquierda(s) que suscriba(n) la necesidad de resguardar los derechos fundamentales de las mujeres en materia de libertad reproductiva. El debate sobre el aborto se ha visto confiscado en Chile por visiones moralizantes que, pese a la laicidad del Estado chileno sancionado por la Constitución, tratan de imponerle al conjunto de la sociedad su concepción religiosa de la vida humana.No hemos escuchado nada parecido a las sabias palabras formuladas hace algunos años por el Obispo auxiliar de Madrid, monseñor Alberto Iniesta: “Mi conciencia rechaza el aborto, pero mi conciencia no rechaza la posibilidad de que la ley no lo considere un delito”. Que las mujeres puedan elegir en conciencia si asumir o no la maternidad es un derecho que les incumbe a todos ya que el cuerpo propio es el primer territorio de libre ejercicio de la soberanía en garantía, por lo tanto, de la ciudadanía universal.

dona por un aborto ilegal

Los comentarios más conservadores y erróneos sobre el aborto.

PUBLICADO EL MARZO 19, 2012 POR

LA POLÉMICA CAMPAÑA “PARA UNA VIDA MEJOR: DONA POR UN ABORTO ILEGAL” HA LOGRADO UN ÉXITO EN INTERNET (MÁS DE 10 MIL VISITAS EN MENOS DE UNA SEMANA). LA POLÍTICA SE TRATA DEL CONFLICTO, DEL DEBATE, POR ESTO HEMOS SELECCIONADO LOS COMENTARIOS MÁS CONSERVADORES Y RELIGIOSOS QUE HAN SIDO DIRIGIDOS AL VIDEO, COMENTARIOS QUE OBVIAMENTE PARECEN IRRISORIOS PARA QUIENES APOYAMOS EL ABORTO Y LA DECISIÓN DE LA MUJER EN TODAS SUS FORMAS.

Son casi 300 comentarios los que se han dirigido al video promocional de la campaña, preparen su estómago para los argumentos más entretenidos de quienes dicen defienden la vida, pero que en realidad desean matar a quienes abortan:

1) Uno de los argumentos más erróneos de quienes se dicen “pro-vida” es el suponer que los genios o grandes intelectuales nacen en su condición de genios desde su concepción, es decir creen que para Mozart fue determinante ser un feto al momento de ser un gran músico. Así lo piensa el siguiente comentarista:

@intedezante69 Si ustedes conocieran a una mujer que tiene 8 hijos, tres de los cuales son sordos, dos son ciegos y uno es retrasado mental, además su esposo es alcohólico y le pega tanto a ella como a sus hijos… La mujer está esperando un NOVENO hijo que tiene muchas probabilidades de ser sordo y ella a su vez tiene sífilis, le recomendarían que se hiciera un aborto?

Sé que muchos de ustedes, no se lo recomendarían…Pero los que contestaron que sí…. acaban de matar a Beethoven”

No por abortar estamos matando a un futuro Matta, es decir no es sólo responsabilidad del aborto, porque sabemos que muchos Matta y Mozart se pueden perder si nacen en clases sociales bajas. ES RIDÍCULO CREER QUE EL FETO YA POSEE CARACTERES DETERMINANTES EN SUS CAPACIDADES INTELECTUALES, ESTO DESCONOCE LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE CADA SUJETO. Es decir, que hay miles de vidas posibles contenidas en un feto.

2) Comentario pro-vida animalista:

“A qué nivel hemos llegado! nos estamos matando entre nosotros! hasta las ballenas tienen mas derechos”.

3) Nos meten miedo y nos critican por no ser “buenas madres”.

Si “No era el momento”, bueno si no eres lo suficientemente madura para ser una madre, siempre existe otra opción, dejarlo en ADOPCIÓN. La violencia no es siempre la única solución. Además, cada vez que abortas es más difícil que después puedas quedar embarazada.

Es muy importante notar cómo los pro-vida se sienten en un mejor estatus, más maduros, porque no admiten errores, por defender un modo de vida. Nos parecen mucho más valientes las mujeres que se atreven a abortar, a estar contra la ley, sabiendo que no deben estar obligadas a cargar con el peso 9 meses, no si aún no quieren ser criadero de bebes.

4) Una de las confusiones más comunes de quienes se oponen al aborto es que creen que aborto es sinónimo de asesinato. Afortunadamente el aborto no es muerte, sino vida para una mujer que no quiere ser madre aún. Esto genera reacciones tan escandalizadas en católicas como “josefina” quien cree en los “milagros” y se opone al aborto:

josefina1794 Sus argumentos son MI futuro, Mi vida, MI cuerpo SOLO YO YO Y MAS YO!! Dejen de mirarse y pensar SOLO en ustedes mismos!!¿POR QUÉ EL QUE SE ESTÁ GESTANDO NO TIENE DERECHO A VIVIR? La mujer es dueña de SU cuerpo NO DEL QUE ESTÁ POR NACER! EL TIENE DERECHO Y ES UN SER HUMANO Y MERECE VIVIR!

Si no lo quieres dalo en adopción!

Si viene con problemas no te fíes por los doctores LOS MILAGROS EXISTEN! y hay miles de casos en que los doctores dan los peores pronósticos que al final no son ciertos!

5) Y obvio el peor estigma es creer que las mujeres que abortan son una “cualquiera” que se entregan a cualquiera y que para ellas abortar es un juego, que es como ir al baño. Obviamente no es así, abortar es un proceso complejo, por tanto no es cierto que si el aborto fuera un derecho las mujeres abortarían como se va al baño.

nunflay gente enferma!! es cierto que el aborto terpeutico debiese permitirse, porq corren peligro de vida las madres o porque es dar a luz un bebe que va a vivir unas horas en donde solo sufrirá y luego morira de igual forma… pero lo otro es totalmente diferente, es tener una mentalidad asesina! eliminar un ser humano solo porque es un obstaculo en tu soñada vida!? si no pensaste las weas antes asume tu responsabilidad! si no lo day en adopcion.. pero MATAR a tu hijo es de gente muy mierda!

6) Misoginia extrema:

casafred007 quisas el aborto no es cosa de la iglesia, pero las mujeres no pueden ser tan estupidas como matar a su hijo solo porque las cosas no salieron como querian, uno tiene que afrontar las consecuencias de sus actos y no ser cobarde y matar a un inocente solo porque “no estaba en los planes

7) Los pro-vida son asesinos:

ElisaJBieberFever OJALA LOS HUBIERAN ABORTADO A USTEDES MEJOR

hexagram12 Puta, lo vuelvo a ver y me da risa la soltura de raja con la que hablan de abortar. A ustedes deberían haberlos abortado a todos por rancios.

8) Para algunos la abstinencia sexual es permitido, pero no esperen que todos asumamos esa regla retrógrada:

d3lasotta Sacos de wea!!! no es tan dificil usar condon o esperar al matrimonio!! Y mierda NO SE TRATA DE SU CUERPO! SE TRATA DE OTRO SER HUMANO, y poniendonos en el caso que no lo fueran, NO DEJAN DE SER SERES VIVOS!!! ctm…. si no era el momento? entonces no tengan hijos po wn! para una vida mejor, aborta? que es esa wea?? mata para vivir mejor? es tu derecho? y los de TU HIJO? mi carrera es lo mas importante? pfff la vida no po aweonaa.

ENA Y LA CIENCIA FICCIÓN (De Isabel Aguilera)

La senadora designada Ena Von Baer está en contra del aborto terapéutico.
Aunque nadie se lo pidió porque nadie la votó, ella se ve hoy en la tesitura de representar a unos y unas ciudadanos/as incorpóreos, inexistentes para el ojo humano aunque seguramente audibles en la medida que ella lleva su voz hasta el parlamento.
En su calidad de legisladora apócrifa, Ena (de los Von Baer del sur) discute con otras personas de las cuales algunas pueden ser electas y quizá otras no porque los “enroques” ministro-senador-gerente-diputada-ministra confunden mucho.
Electos o no, los y las legisladores discuten y la prensa se hace eco. En ese contexto, Ena devuelve la quínoa Von Baer argumentó en contra de legislar sobre el aborto terapéutico diciendo:
«yo no estoy en contra de que estos temas se discutan. No tengo ningún problema que se discuta, otra cosa es votar a favor de la idea de legislar, porque cuando uno vota a favor de la idea de legislar abre la puerta a que uno crea que este es un tema que tiene que votarse y legislarse». (La Tercera del 14/03/2012).
Nadie discutió este argumento, es incontestable.
Más tarde la Sra. Von Baer procuró dar más pistas sobre su posición de fondo en la materia y dijo:
“la mujer, podría decirlo en fácil, le presta el hogar, por el tiempo del embarazo, a la vida que se está gestando ahí. Y esa vida tenemos que respetarla siempre, desde el momento que existe (…) no tiene derecho (a aborto terapéutico) una mujer que presta el cuerpo en el fondo, presta el hogar a esa vida que se va a desarrollar, a terminar con esa vida” (EMOL 14/03/2012).
Ahora sí saltó lejos el maní y la Senadora Rincón (ex – intendenta) se enojó y le mandó a decir a la ex – vocera:
«Yo lamento las declaraciones de la senadora Von Baer porque no entiende en profundidad lo que estamos hablando y los derechos de las mujeres». (Emol. Mismo día)
[¿Senadora, usted cree que el aborto es un derecho de las mujeres?, ojo que te pueden hacer un “enroque” pa`la casa]
Y como si fuera poco opinó Isabel ahora me acuerdo del aborto Allende y Ricardo oportunista Lagos W. y Fulvio porqué me siguen las mujeres Rossi y Enrique colegio médico Accorsi, solo faltó la opinión de María Antonieta feminista Saa…aunque capaz que su opinión no fuera recogida en los diarios por feminista.
Total que Ena fue crucificada porque ella estima que las mujeres son incubadoras. Sin embargo, la senadora y ex – vocera es una persona que sabe que los cuerpos no importan. Su sola presencia en el senado es una demostración de que los cuerpos no importan, son una entelequia. Si algún cuerpo va y deposita un papel cruzado por una raya en una urna no importa. Si unos cuerpos están lanzados por ahí en el mar, no importa.
Ena la reforma agraria a ti también te llegará Fon Baer está próxima a un estado de cosas Otro, un espacio/tiempo Otro, un mundo raro donde los representados no existen y los niños y niñas nacen de cuerpos prestados. Pero ese mundo, en realidad, no es tan raro ni lejano es solamente un mundo que los humanos, como diría Zulma, nos negamos a ver. Y, sí señor, no hay que tener miedo de mirarlo.
El cine, en su grandeza, nos ha dado pistas sobre ese mundo que nuestros cinco sentidos no puede percibir: “Los usurpadores de cuerpos”, “Los caza fantasmas”, “El exorcista”, “Los expedientes secretos X”, “Ghost”. En todas ellas el cuerpo humano opera como el espacio donde se aloja un huésped que lo domina.
No es que Ena esté disparando para cualquier lado, tiene sustento teórico, pero se olvida de la mejor película del mundo sobre cuerpos colonizados: Alien. Y se olvida, sobretodo, de Alien 3 o 4 cuando la teniente Ripley (tan bien interpretada por Sigounei) se da muerte a sí misma para eliminar al huésped. Que después la clonen a la pobre es otra historia, pero la moraleja de esa peli es que por más que nos pese o no nos guste la anfitriona puede decidir. La moraleja no es que los fetos sean alien, no, es simplemente que en toda circunstancias hay espacio para el sentido común. El aborto terapéutico es una cuestión de sentido común.
Isabel M. Aguilera Bornand